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Es Abu Dhabi la ciudad mas segura del mundo?

Hace poco salió en los diarios que Abu Dhabi ocupaba el primer lugar entre las ciudades más seguras del mundo y en realidad uno tiene que vivir aquí para corroborar y dar fe de que esto es realmente cierto. Cada vez que las personas me preguntan que es lo que más me gusta de vivir aquí sin pensarlo dos veces respondo que es la seguridad. Pues bien, para ser más específica les cuento que desde que vivo aquí puedo caminar despreocupadamente luciendo mis galas y joyas reales, ya no llevó la mochila adelante, ya no camino abrazando la cartera, ya no miro a los costados de vez en cuando para ver si alguien me sigue, ya no hablo por el celular cogiéndolo fuertemente con las dos manos y es más, les dejo una lista de cosas que experimento cada día y que sin duda alguna les va a convencer que en realidad Abu Dhabi es la ciudad más segura del mundo. Alguien dijo llaves?
Recuerdo aquellos días de mi juventud cuando tipo San Pedro iba a la universidad cargando mi sarta de llaves dentro de la mochila pues en el bolsillo no cabían por lo enormes que eran. Nuestros sentidos estaban muy bien entrenados y hasta en la oscuridad podíamos reconocerlas, en mi caso me sabia de memoria cuál era la llave de la reja, la llave del candado de la reja, la llave de la puerta y muchas otras llaves que a veces nunca supe que abrían pero allí estaban. Desde que vivo en Abu Dhabi me olvidé de usar llaves pues nunca le pongo seguro a mi casa, mi patio no tiene cerco, cualquiera que viene a mi pequeño vecindario podría entrar libremente a mi casa pues no hay nada que impida que extraños entren. Dejar autos sin seguro Me pasa a menudo, mis hijos son pequeños y generalmente se olvidan de cerrar la puerta del auto cada vez que vamos a algún lado. A parte de la batería baja nunca tuve problemas. Es más, muchas veces deje dinero, IPads hasta joyas que están expuestas a simple vista pero nunca se perdió nada. Como soy muy mala con llaves (me es imposible encontrarlas cuando las necesito) opté por dejar las llaves dentro del carro permanentemente lo cual significa que nunca le pongo seguro al auto. Un día mi esposo trato de darme una lección cuando pasaba por un parqueadero y vio mi carro estacionado. Decidió moverlo y estacionarlo en otro lado para enseñarme a no ser tan confiada. Al terminar mis compras no encontré mi carro donde lo estacioné y lo primero que se me vino a la mente es que me olvidé donde lo deje. Di una vuelta por el parqueadero, cuando lo encontré pensé en comprar vitamina B para la memoria y me fui a casa como si nada hubiera pasado. Despistada yo? Después de un desayuno con las amigas me fui al supermercado para hacer las compras de la semana. A la hora de pagar me di con la sorpresa que mi tarjeta de crédito no estaba en mi billetera. Tras unos segundos de rastrear mis pasos mentalmente recordé que olvidé mi tarjeta de crédito en el restaurante donde había desayunado al menos tres horas antes. Después de una corta llamada me dijeron que mi tarjeta estaba con ellos y que podía pasar en cualquier momento a recogerla. Honestamente esta situación me pasó más de un par de veces (soy despistada!) Lo mismo pasó con el IPad de mi hijo. Lo olvidó en el centro comercial y cuando regresamos a buscarlo estaba en la misma banca donde lo había dejado (ya se lo que están pensando, de tal palo tal astilla!)

A lucir los 24 Quilates de oro Habrá una diferencia de opinión en este punto pero lamentablemente en Peru (y muchos países en Latinoamérica) caminar tranquilamente exhibiendo nuestras joyas es simplemente una misión imposible (a no ser que tengas la destreza de Tom Cruise para defenderte de los malhechores). Caminaba tranquilamente con mi mamá y ella llevaba un par de aretes de oro, eran colgantes pero muy sencillos. De pronto un hombre vino por detrás de nosotras y en menos de un abrir y cerrar de ojos se los arrancó de las orejas. Fue tan rápido que no hubo tiempo para reaccionar. Este tipo de experiencias me enseñaron a caminar sin nada de joyas al extremo que ahora no las soporto. Pero aquí se puede ver la otra cara de la moneda. Muchas mujeres caminan despreocupadas exhibiendo (y a veces en exceso) bellas joyas muy caras. Me das tu contraseña? Nunca imaginaste compartir la contraseña de tu tarjeta de crédito/débito con nadie, mucho menos con un perfecto extraño al que apenas le viste la cara. Pero aquí está situación es común. Todavía recuerdo la cara de la mamá de mi mejor amiga que se quedó boquiabierta cuando en la gasolinera le di mi tarjeta de crédito y contraseña al muchacho que atendía. El se llevó mi tarjeta y después de un par de minutos regreso con el recibo mientras yo, cómodamente esperaba en el auto.

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